Por:
Luis Esteban Rey Rey
La muerte del Diputado Robert Serra, me retrotrae
a los tiempos, de los asesinatos de Totezó y Danilo Anderson, no sabemos aún
quien del gobierno de la Época los Mando a Matar, incluso se dice que el
intelectual en esos crímenes, es un Periodista a quien el Chantaje utilizaba y
aun lo hace de igual manera con personas a quien saca grandes sumas de dinero.
Y pareciera como si hoy fuera 11 de abril de 2002, Nadie sabe quiénes fueron
los misteriosos francotiradores que dispararon primero a los manifestantes y
luego a los policías que enfrentaban a estos manifestantes, en pleno centro de
la capital Venezolana, Pareciera que hace sólo unos días. Lo más probable, es
que nunca lo sabremos. Balazos certeros, profesionales… en la cabeza y en el
cuello. La mayoría de las víctimas fueron civiles jóvenes y ancianos, policías
rasos; personas que directamente no participaban en la Manifestación, recuerdo
que un amigo en moto me saco del calvario y me dejo en las Acacia.
Alguien necesitaba incendiar el país. Igual que
sus francotiradores, él tenía nombre (Chávez). Recursos, garantías de anonimato
y ahora ve por televisión las desgarradoras escenas de la despedida del
diputado y tal vez sonría. Si, tampoco olvido Puente Llaguno, disparaban los
asesinos, Richard Peñalver y Nicolás Maduro, ambos en cargos públicos. Que
vaina con los recuerdos… Perece que fue ayer y todo en el olvido. Cuando en los próximos días, seguramente
reaparecerán varios de los Ministros justicieros por la tele, ya Sabemos que a
pesar de tantas promesas de justicia, cada vez más patéticas y repetitivas,
nadie pagará por la Muerte de Robert Serra. ¿O sí? , o se hará un nuevo show
llamado justicia, los que pagarán no serán los verdaderos responsables a
quienes mostraran con las caras tapadas…
...Mis padres me enseñaron,
que era un derecho justo y un deber como venezolano, luchar contra las
dictaduras que humillan y escupen nuestra carta magna y venden nuestro país.
También nos advirtieron que no nos dejáramos manipular nunca, ni nos dejáramos
utilizar por grupos de extrema derecha quienes se aprovechan de las faltas de
líderes, que crean un vacío social generado por falta de una izquierda
democrática de verdad. Con El partido comunista y los Socialista Venezolanos
nunca se cuenta con ellos, porque siempre serán cómplices del régimen de turno,
más si este es dictatorial... Con la misma convicción podemos afirmar que los
monstruos y payasos que disputan ahora el poder, una vez más, no representan en
lo más mínimo los intereses y las necesidades del pueblo Venezolano.
Lo que ocurre ahora en Venezuela, sin duda, no es
una revolución. Tampoco existe amenaza de golpe de estado de ultraderecha, como
insisten las voces de la izquierda comunista cubana que están con el régimen.
Pero arrechera si hay y hubo, igual como hubo un movimiento muy amplio y
espontaneo de los ciudadanos indignados, por el abuso y la prepotencia del
poder, de un régimen que adolece de experiencia y menos aún la sabiduría de los
mal llamados políticos curtidos en el avatar diario del mas necesitado. De los
cálculos se encargaron otros, los políticos de la oposición, y los líderes de
los movimientos que supieron usar la coyuntura de la protesta espontanea, y que
se autonombran representantes del pueblo y de los ciudadanos de a pie y
traicionaron a nuestros hermanos del Táchira, quienes con su ejemplo supimos
que si somos capaces de hacer las cosas, lo malo es que se aprovechan otros de
tales circunstancias.
El Diputado asesinado no es ni será nunca más o
menos importante que los asesinados por el régimen en el Táchira durante las
protestas justificadas y constitucionales; El diputado Robert Serra fue
asesinado por el mismo gobierno que creo estos monstruos compradores de
conciencias que luego se burlan de los que compran y no les cumplen, no es una
víctima de guerra mediática, además por su propia lengua que le sirvió para
convencer a quienes luego traiciono. Al contrario de nuestros hermanos
tachirenses asesinados en su gesta heroica y desesperada acción de muchos de
ellos, que permanecieron, en las calles y plazas sin importar las inclemencias
del tiempo y la barbarie del régimen. La principal motivación era la defensa de
la dignidad, lo que en su expresión mínima, en este momento y en este país,
equivalía a derrotar el régimen de Maduro. Entre ellos estuvieron algunos de
mis amigos. Discrepé y discrepo con muchas de sus ideas políticas, pero admiro
su valor y su conciencia ciudadana.
Ahora, cuando los de siempre, después de ganar las
elecciones con trampa con manos ajenas y sangre ajena y vencer a
Capriles, su principal obstáculo para su acenso al poder, una vez más nos
mienten hablándonos del perdón y de los valores universales, el primer gobierno
“revolucionario” el de Chávez hizo lo mismo pero con diferente cachimbo; cuando
después de las caretas caídas se destruyen los últimos vestigios de una
democracia heredada de nuestros padres y de nuestros abuelos caídos en la lucha
contra el peresjimenismo y después contra el castro comunismo al que vencimos y
desterramos del país; cuando la tele del régimen, la prensa que han comprado y
todo el mundo miente sobre lo que realmente pasa, ahora luego de tantos
disparates de nuevo el desgarre de pasiones por lo electoral, el fantasma del “ahora
sí que somos mayoría y ganaremos la mayoría de los circuitos, y los vamos a
vencer” y cuanto nos cuesta cada vez más distinguir entre el
pragmatismo de las derechas y el cinismo de las “izquierdas castristas”,
arrepentidas y políticamente desechas, quiero buscar otra clase de palabras;
palabras para nuestros caídos, con letras capaces de pedirles que
renazcan, o tierra o sueños sobre sus
tumbas. Palabras de todos los colores, para contrapesar lo rojo del color de
sus vestimentas y ahogar en el océano las letras Podridas, Satánicas, Utópicas
Vomitivas, de ese partido liderado por Pranes gobierneros.
Ahora
cuando con horror, pero sin sorpresa, nos enteramos que la cultura, la justicia
y los cuerpos de seguridad de Venezuela serán encabezadas por “ Castristas
Cubanos y Procastristas venezolanos” esos quienes hace poco tiempo salpicaron
las paredes de sangre fusilando a quienes se mostraron en rebelión popular
contra Castro, quien pavimentó el camino
con muchos muertos por no querer ser parte de ese comunismo utópico, mucho
peor, las montañas hablan de los miles de muertos a causa de querer exportar
ese régimen a América Latina, Venezuela no olvida los Muertos de Machurucuto. Algunos
de nosotros preguntaremos, ¿cómo nadie quiso ver este enorme caballo de Troya,
lleno de comunistas, en el corazón de una resistencia ciudadana en decadencia?
Los otros, los que si supimos levantar nuestras banderas de Libertad, les
responderemos con nuestros argumentos de siempre, recordando las represiones de
Gomes, Pérez Jiménez y Chávez el cinismo de la época de Maduro, el fraude de la
del Referéndum y un cuarto de siglo de ofensiva mediática antidemocrática en
toda la América Latina.
Pero nuestros muertos del 2001 al 2014 en Vargas,
Táchira, Caracas, Carabobo, Zulia y Miranda vivieron y murieron por otras
cosas. Lo hicieron por la libertad y la democracia para los pueblos de
Venezuela que aún no despiertan del letargo. No fue una lucha para llevar al
poder a ningún político y menos a los disfrazados hoy de ovejas pro gobierno y
que se encuentran de este lado de la oposición.
Las muertes siempre duelen, pero es doble cuando
parece que han sido en vano. Y es triple, cuando sabemos que serán utilizadas
como material de construcción para los palacios de los nuevos Amos del poder. Pero en vano no han sido. A los muertos rebeldes
y los muertos que se rebelan, el poder siempre les amenaza con lo único que
puede matarlos de nuevo: el olvido. A pesar de tantas lágrimas de cocodrilo por
la tele, a pesar de las decenas de nuevos monumentos en su memoria, que ya
están en los nuevos decretos del gobierno, como sus jóvenes nombres para las
viejas calles de Venezuela, con todo y ello este olvido ya es parte del nuevo
plan político de las autoridades recientemente autoproclamadas. Pero no será
así con los nuestros porque la única manera para salvar a nuestros Muertos del
olvido, es juntar toda nuestra rabia y vergüenza, hasta que construyamos un
movimiento social capaz de sacar a nuestro país Venezuela de su actual
prehistoria. Movimiento que será de abajo y de izquierda, humanista y
revolucionario y muy democrático, aunque tal vez no usará ninguna de estas
cuatro palabras, para que nuestros muertos puedan por fin descansar tranquilos, mientras los nuestros amigos y compañeros
de la MUD se reorganizan para enfrentar la noche del
Castro Comunismo que se avecina.
luisestebanrey@gmail.com
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