Las percepciones que tenemos sobre los políticos muchas veces puede entenderse o interpretarse de dos maneras distintas y hasta opuestas. Y aunque para muchos sea una evidencia su descrédito, la animadversión hacia ellos conforma una especie de odio con prejuicios y buenas razones. Cuando se refieren a ellos, lo hacen con expresiones tales como "clase política", denota que la práctica de ser político y realizar ciertas funciones encomendadas nos ponen a la altura de una especie de persona de poca credibilidad y poca moral. Sin embargo, hay expresiones que resultan ser casi lo mismo pero lanzadas esta expresión proveniente de otro igual, que fue visto con las características antes descritas, como es la frase que acentúan ellos mismos… "clase dirigente". Lo que no se dan cuenta es que muchas de estas expresiones como …Corruptos, tráfico de influencia, comisionistas, política clientelar etc., etc., ocurren en todos lados y en cualquier esfera social, donde la mala información y abuso de poder se ve a diario; y me refiero a la empresa e industria privada y otros estamentos sociales en resumidas cuentas, las expresiones malintencionadas hacia los políticos también son características de la sociedad en general.. Hay quienes comparan a los políticos de aquí con los de fuera y aseguran que son mejores que los nuestros y por ultimo me voy a referir a esos que fueron dirigentes medios cuya pasividad se denota hasta en sus escritos como si la crítica hacia lo nuevo que viene de ellos es creíble 100% y hacen ver como si no fuéramos capaces de salir de los atolladeros, aportando también su granito de arena negativo e insistiendo en que en su tiempo (al comienzo de la democracia) sí que había políticos arrechos pero que los de ahora son come flores. Pero nada más efectivo para desacreditar el oficio que esa nueva clase que no cree en los partidos y que están acostumbrado a gritar como llaman a sus perros esas expresiones sectarias y su disque temible calidad moral, para la cual los de nuestro ellos resultan ángeles y los de enfrente demonios.
Simplemente les estamos pidiendo pensar en el futuro y
también satisfacer con urgencia las demandas actuales que ya no se soportan; y
es aquí donde voy a copiar un párrafo completo de un escrito que dice las
verdades de nuestro entorno actual… es que acaso cabe otra connotación para
ejercer la política, pero sin escamotear sus circunstancias e identificando sus
obstáculos casi insalvables y sus tensiones irresolubles. El político mejor
intencionado está forzado a oficiar la representación política en un marco
institucional contradictorio, con reglas pensadas unas para la figura (irreal)
del representante como mandatario individual y otras para blindar una
democracia de partidos. Se exige a los políticos comportarse responsablemente,
velar por el interés general, pensar a lo grande y en el medio plazo. Pero la
democracia, que requiere competir periódicamente, anima a satisfacer las
demandas de una clientela que, ante todo, quiere "pan para hoy" sin
importarle el mañana. Me pregunto, finalmente, cómo eludir las condiciones de
nuestra comunicación política, cómo sobreponerse a una hegemonía mediática que,
al primar la propaganda, el escándalo y una información contaminada, resulta
factor principal de la crispación. ¿Cabe dar
la vuelta a una democracia punto menos que cesarista, que fomenta liderazgos
personales fuertes mediante un "poder de prerrogativa", que desactiva
los controles y habilita para ello una "clase (política) de tropa"?
La democracia, decía el propio Rómulo Betancourt, no puede
cumplir todas sus promesas. Por ello siempre habrá descontento e
insatisfacción. Estos hechos reales piden a gritos a los ciudadanos, y es aquí
donde los gobiernos locales(gobernaciones/alcaldías) juegan un papel muy
importante siempre y cuando la descentralización se aplique literalmente de
acuerdo a nuestra constitución y hacer que los ciudadanos prioricen sus
demandas y los gobernantes saber a ciencia cierta sin ningún ropaje falso el
alcance de sus posibilidades limitaciones. Podemos en democracia decepcionar y ello es, natural,
pero lo que no podemos es defraudar, no, ya que ello va en contra de sus
postulados. Y este régimen es un fraude constante, lleno de trampas al Estado de derecho, lo legal ha
perdido el camino, puesto que toda regla o norma constitucional es interpretada
contra la letra. Defraudan porque sólo sirven para el mal ejemplo y para
confundir o manipular. Lo más palpable es el fraude a la ley que es constante y
el más dañino y este se produce cuando
ellos estiman lo irrelevante de su capacidad de control. La dilapidación de
recursos por el poder del Ejecutivo que le ponen a su disposición quienes
deberían controlar, porque ellos se creen, lo perciben como si fueran
invulnerables, para verse hoy a sí mismos
impotentes para salir de esta crisis.
La democracias no es sólo un problema de actores. Pero si
nuestra actuación se transforma en el bienestar común que es el deber ser,
porque sabemos que entre los sistemas es el menos malo con todo y sus defecto
pero perfectible en el tiempo, aliviaría el malestar de los que se sienten
descontentos que, aun decepcionados con los resultados de la política públicas,
no se sentirían defraudados por la aplicación de estas. Al gobierno y sus
ministros en lo particular, esto se resume en un FUERA, RENUNCIEN; igual al
Colombiano porque debe ir preso eso no tiene ni dialogo ni aceptación de
ninguna naturaleza.