lunes, 31 de octubre de 2016

CRITICA, PERO CONSTRUYE

Luis Esteban Rey Rey


Las percepciones que tenemos sobre los políticos muchas veces puede entenderse o interpretarse de dos maneras distintas y hasta opuestas. Y aunque para muchos sea una evidencia su descrédito, la animadversión  hacia ellos conforma una especie de odio con prejuicios y buenas razones. Cuando se refieren a ellos, lo hacen con expresiones tales como  "clase política", denota que la práctica de ser político y realizar ciertas funciones encomendadas nos ponen a la altura de una especie de persona de poca credibilidad y poca moral. Sin embargo, hay expresiones que resultan ser casi lo mismo pero lanzadas esta  expresión proveniente de otro igual, que fue visto con las características antes descritas, como es la frase que acentúan ellos mismos… "clase dirigente". Lo que no se dan cuenta es que muchas de estas expresiones como …Corruptos, tráfico de influencia, comisionistas, política clientelar etc., etc., ocurren en todos lados y en cualquier esfera social, donde la mala información y abuso de poder se ve a diario; y me refiero a la empresa e industria privada y otros estamentos sociales en resumidas cuentas, las expresiones malintencionadas hacia los políticos también son características de la sociedad en general.. Hay quienes comparan a los políticos de aquí con los de fuera y aseguran que son mejores que los nuestros y por ultimo me voy a referir a esos que fueron dirigentes medios cuya pasividad se denota hasta en sus escritos como si la crítica hacia lo nuevo que viene de ellos es creíble 100% y hacen ver  como si no fuéramos capaces de salir de los atolladeros, aportando también su granito de arena negativo e insistiendo en que en su tiempo (al comienzo de la democracia) sí que había políticos arrechos pero que los de ahora son come flores. Pero nada más efectivo para desacreditar el oficio que esa nueva clase que no cree en los partidos y que están acostumbrado a gritar como llaman a sus perros  esas expresiones sectarias y su disque temible calidad moral, para la cual los de nuestro ellos resultan ángeles y los de enfrente demonios.
Simplemente les estamos pidiendo pensar en el futuro y también satisfacer con urgencia las demandas actuales que ya no se soportan; y es aquí donde voy a copiar un párrafo completo de un escrito que dice las verdades de nuestro entorno actual… es que acaso cabe otra connotación para ejercer la política, pero sin escamotear sus circunstancias e identificando sus obstáculos casi insalvables y sus tensiones irresolubles. El político mejor intencionado está forzado a oficiar la representación política en un marco institucional contradictorio, con reglas pensadas unas para la figura (irreal) del representante como mandatario individual y otras para blindar una democracia de partidos. Se exige a los políticos comportarse responsablemente, velar por el interés general, pensar a lo grande y en el medio plazo. Pero la democracia, que requiere competir periódicamente, anima a satisfacer las demandas de una clientela que, ante todo, quiere "pan para hoy" sin importarle el mañana. Me pregunto, finalmente, cómo eludir las condiciones de nuestra comunicación política, cómo sobreponerse a una hegemonía mediática que, al primar la propaganda, el escándalo y una información contaminada, resulta factor principal de la crispación. ¿Cabe dar la vuelta a una democracia punto menos que cesarista, que fomenta liderazgos personales fuertes mediante un "poder de prerrogativa", que desactiva los controles y habilita para ello una "clase (política) de tropa"?
La democracia, decía el propio Rómulo Betancourt, no puede cumplir todas sus promesas. Por ello siempre habrá descontento e insatisfacción. Estos hechos reales piden a gritos a los ciudadanos, y es aquí donde los gobiernos locales(gobernaciones/alcaldías) juegan un papel muy importante siempre y cuando la descentralización se aplique literalmente de acuerdo a nuestra constitución y hacer que los ciudadanos prioricen sus demandas y los gobernantes saber a ciencia cierta sin ningún ropaje falso el alcance de sus posibilidades limitaciones. Podemos en  democracia decepcionar y ello es, natural, pero lo que no podemos es defraudar, no, ya que ello va en contra de sus postulados. Y este régimen es un fraude constante, lleno de  trampas al Estado de derecho, lo legal ha perdido el camino, puesto que toda regla o norma constitucional es interpretada contra la letra. Defraudan porque sólo sirven para el mal ejemplo y para confundir o manipular. Lo más palpable es el fraude a la ley que es constante y el más dañino y este  se produce cuando ellos estiman lo irrelevante de su capacidad de control. La dilapidación de recursos por el poder del Ejecutivo que le ponen a su disposición quienes deberían controlar, porque ellos se creen, lo perciben como si fueran invulnerables, para verse hoy a  sí mismos impotentes para salir de esta crisis.
La democracias no es sólo un problema de actores. Pero si nuestra actuación se transforma en el bienestar común que es el deber ser, porque sabemos que entre los sistemas es el menos malo con todo y sus defecto pero perfectible en el tiempo, aliviaría el malestar de los que se sienten descontentos que, aun decepcionados con los resultados de la política públicas, no se sentirían defraudados por la aplicación de estas. Al gobierno y sus ministros en lo particular, esto se resume en un FUERA, RENUNCIEN; igual al Colombiano porque debe ir preso eso no tiene ni dialogo ni aceptación de ninguna naturaleza.