Luis Esteban Rey Rey
La Participacion Ciudadana, Potencia de la "DEMOCRACIA"
Revisando los apunte sobre participación social dentro de la democracia política Formal y que de acuerdo con el
concepto de democracia de nuestra amiga
María de Lourdes Fernández Glory,
podemos identificar tres tipos que integrados permiten acceder al
nivel más alto de su ejercicio; La
democracia política o formal que mencione al principio y que se circunscribe al ámbito
macro de los aparatos de Estado y de la democracia entendida como
representación formal, ejercida dentro de un marco constitucional y
fortalecida por la Institucionalidad; la
democracia distributiva o fundamental, que consiste en garantizarnos por
igual los bienes y servicios en igualdad de oportunidades a toda la población,
siendo los sectores más pobres una prioridad; la democracia sustantiva la cual está bien marcada en nuestra
convivencia, la comunicación y la participación Ciudadana de forma horizontales
y equitativas en todos los espacios con nuestra
pareja, la familia, el trabajo, el comercio, la organización partidista
u ONG, etc.
A la caída de Pérez Jiménez los esfuerzos para el logro de una
Democracia sustentable en el tiempo, fueron esfuerzos de democratización dirigidos hacia el
desarrollo de una democracia política de altura y de gran importancia que sin
concatenarse esta no logra sus objetivos
requeridos por lo que debe ir de la mano con esa democracia distributiva y sustantiva ya que ahí radica la importancia
de ofrecer a la sociedad de forma integral una educación que le permita
entender el papel que deben desempeñar e inter-actuar en la conformación
democrática del país.
Nuestra meta democrática es lograr el cultivo de una democracia de
altura, fruto de inteligentes renuncias y de inteligente empeño por dar aún
mejores formas al modo de vivir y convivir; de ahí que requiera educación,
educación y ejercicio permanente, como una buena profesión. La base de la democracia es la
participación ciudadana activa y comprometida, interesada en la construcción de
una sociedad democrática rumbo a la participación representativa, la que
se debe involucrar no solo en tiempos
electorales no, debe seguir para después convertirse en una sociedad contralora para la consolidación de una sólida estructura
social demandante del cumplimiento de los derechos y deberes que la constitución y las leyes nos
otorga continuando con ese ejercicio de las obligaciones que nos corresponden. Nuestra participación ciudadana, entendida como la superación de esos tabú
anti-partidos sobre la no participación
ciudadana en política partidista, y la anomia, no sólo debemos superarlo
sino que esta se convierta en un valor en sí mismo, que contribuya a la
consolidación democrática al controlar y limitar el poder del Estado; esto
estimula el compromiso de los miembros de la comunidad en el procesamiento y
solución de las demandas sociales, desarrolla una cultura democrática de
tolerancia y por último crea nuevos canales de los tradicionalmente empleados
por los grupos de presión para articular intereses y enriquecen los flujos de
información. Asimismo incrementa la eficiencia de la política económica y el
impacto social de los proyectos de desarrollo. Y por último, promueve la equidad y la solidaridad
mediante ayudas para superar la exclusión.
Ante la necesidad de perentoria de volver a ser una sociedad verdaderamente informada,
integrada, consiente, activa, responsable y comprometidos con el país y su
democracia y la “cosa pública” que es su principal objetivo debemos
promover la participación ciudadana
concibiéndola como el papel que los ciudadanos asumimos conscientemente
en la construcción de esa misma democracia, es claro que solo mediante la
participación y nuestro compromiso lograremos la transformación de la manera de
pensar y actuar poco a poco de ese ciudadano engañado durante 18 años de
mentiras y tratar de que entiendan que nosotros de no ser por ese arraigo
demócrata de la familia comprometida toda es que se ha mantenido en nuestra
sociedad y que se ha reflejado en los últimos 18 años y sobre todo en los
últimos procesos electorales. Para
lograr esta transformación de la sociedad, debemos basarnos en nuestros
valores, donde lo importante no sea sólo ofrecerla sino como ofrecerla, que
tenga un sustento metodológico práctico no sólo teórico, que motive, que
comprometa e involucre, esto es que cree conciencia social y la educación es el
factor esencial.
La educación es el factor “futuro” del cambio
(no del mal entendido concepto de cambio) sino de un cambio social, del cambio
de fondo del que permite el verdadero desarrollo del país, del cambio que
transforma la mentalidad del pueblo y que le permite dejar la inercia, el
conformismo en el que vive y buscar una mejor forma de vida entendiendo esta de
manera integral, esto es en lo personal, familiar, económico, social, político
y cultural.
La educación en general no puede quedar apartada de ningún aspecto de
nuestra vida, por eso debe de ser de integración, incluyente, de valores, desde
la niñez, que despierte a corta edad el interés por participar dentro de su
contexto y de acuerdo en la formación y desarrollo de un país donde exista justicia social y libertad para elegir a nuestros gobernantes. Quienes queremos vivir en la democracia debemos educarnos para ello y
practicarlo todos los días por cuanto lo adquirido se puede perder y ello
traerá como consecuencias lo que hemos vivido en estos malolientes 18 años de
asesinatos, cárcel a líderes políticos, terrorismo y la entrega del país a los
hermanos Castro. Siempre se puede mejorar, en esto parece que no caben
excepciones. Incluir tal educación en los programas escolares y
universitarios, continuarla toda la vida con lecturas, reflexiones, ejercicios,
tal vez pequeñas asociaciones o grupos, como lo hacen los que quieren ser
buenos médicos, buenos arquitectos, buenos empresarios, buenos pianistas o
buenos pintores. El punto de partida es comprender, qué pensar y actuar
democráticamente es una habilidad, que como todas las otras, requiere
conocimientos y práctica.
Esta responsabilidad no es únicamente de los gobiernos de turno, o de
los partidos políticos. Somos nosotros organizados que podemos coadyuvar al
objetivo de lograr una sociedad participativa, activa, consiente que
conoce sus derechos y obligaciones pero
demandante y responsable de nuestros actos. Todo esto lo podremos lograr
desde la familia, la escuela, el trabajo, etc.; participemos, propongamos
ideas, colaboremos, si logramos acceder a nuestro entorno, la suma
de nuestros esfuerzos nos permitirá alcanzar el
desarrollo democrático integral en el que deseamos vivir por el resto de
nuestros años y dejar a nuestros hijos y nietos un gran país de Futuro y con
Futuro.