miércoles, 12 de octubre de 2016

La Participacion Ciudadana, Potencia de la "DEMOCRACIA"

por:
Luis Esteban Rey Rey


La Participacion Ciudadana, Potencia de la "DEMOCRACIA"



Revisando los apunte sobre participación social dentro de la democracia política Formal y que de acuerdo con el concepto de democracia de nuestra amiga María de Lourdes Fernández Glory,  podemos identificar tres tipos que integrados  permiten acceder al nivel más alto de su ejercicio; La democracia política o formal que mencione al principio y  que se circunscribe  al ámbito macro de los aparatos de Estado y de la democracia entendida como representación formal, ejercida dentro de un marco constitucional  y fortalecida por la Institucionalidad; la democracia distributiva o fundamental, que consiste en garantizarnos por igual los bienes y servicios en igualdad  de oportunidades a toda la población, siendo los sectores más pobres una prioridad; la democracia sustantiva la cual está bien marcada en nuestra convivencia, la comunicación y la participación Ciudadana de forma horizontales y equitativas en todos los espacios con nuestra  pareja, la familia, el trabajo, el comercio, la organización partidista u ONG, etc. 


A la caída de Pérez Jiménez los esfuerzos para el logro de una Democracia sustentable en el tiempo, fueron esfuerzos de democratización dirigidos hacia el desarrollo de una democracia política de altura y de gran importancia que sin concatenarse  esta no logra sus objetivos requeridos por lo que debe ir de la mano con esa democracia distributiva y  sustantiva ya que ahí radica la importancia de ofrecer a la sociedad de forma integral una educación que le permita entender el papel que deben desempeñar e inter-actuar en la conformación democrática del país.


Nuestra meta democrática es lograr el cultivo de una democracia de altura, fruto de inteligentes renuncias y de inteligente empeño por dar aún mejores formas al modo de vivir y convivir; de ahí que requiera educación, educación y ejercicio permanente, como una buena profesión. La base de la democracia es la participación ciudadana activa y comprometida, interesada en la construcción de una sociedad democrática rumbo a la participación representativa, la que se  debe involucrar no solo en tiempos electorales no, debe seguir para después convertirse  en una sociedad contralora para la  consolidación  de una sólida estructura social demandante del cumplimiento de los derechos  y deberes que la constitución y las leyes nos otorga continuando con ese ejercicio de las obligaciones que nos corresponden. Nuestra  participación ciudadana, entendida como la superación de esos tabú anti-partidos sobre la no participación  ciudadana en política partidista, y la anomia, no sólo debemos superarlo sino que esta se convierta en un valor en sí mismo, que contribuya a la consolidación democrática al controlar y limitar el poder del Estado; esto estimula el compromiso de los miembros de la comunidad en el procesamiento y solución de las demandas sociales, desarrolla una cultura democrática de tolerancia y por último crea nuevos canales de los tradicionalmente empleados por los grupos de presión para articular intereses y enriquecen los flujos de información. Asimismo incrementa la eficiencia de la política económica y el impacto social de los proyectos de desarrollo. Y por último, promueve la equidad y la solidaridad mediante ayudas para superar la exclusión.
 
Ante la necesidad de perentoria de volver a ser  una sociedad verdaderamente informada, integrada, consiente, activa, responsable y comprometidos con el país y su democracia y  la “cosa pública” que es su principal objetivo debemos promover la participación ciudadana concibiéndola como el papel que los ciudadanos asumimos conscientemente  en la construcción de esa misma democracia, es claro que solo mediante la participación y nuestro compromiso lograremos la transformación de la manera de pensar y actuar poco a poco de ese ciudadano engañado durante 18 años de mentiras y tratar de que entiendan que nosotros de no ser por ese arraigo demócrata de la familia comprometida toda es que se ha mantenido en nuestra sociedad y que se ha reflejado en los últimos 18 años y sobre todo en los últimos  procesos electorales. Para lograr esta transformación de la sociedad, debemos basarnos en nuestros valores, donde lo importante no sea sólo ofrecerla sino como ofrecerla, que tenga un sustento metodológico práctico no sólo teórico, que motive, que comprometa e involucre, esto es que cree conciencia social y la educación es el factor esencial.


La educación es el factor “futuro” del cambio (no del mal entendido concepto de cambio) sino de un cambio social, del cambio de fondo del que permite el verdadero desarrollo del país, del cambio que transforma la mentalidad del pueblo y que le permite dejar la inercia, el conformismo en el que vive y buscar una mejor forma de vida entendiendo esta de manera integral, esto es en lo personal, familiar, económico, social, político y  cultural.

La educación en general no puede quedar apartada de ningún aspecto de nuestra vida, por eso debe de ser de integración, incluyente, de valores, desde la niñez, que despierte a corta edad el interés por participar dentro de su contexto y de acuerdo en la formación y desarrollo de un país donde exista  justicia social y libertad para  elegir a nuestros gobernantes. Quienes queremos vivir en la democracia debemos educarnos para ello y practicarlo todos los días por cuanto lo adquirido se puede perder y ello traerá como consecuencias lo que hemos vivido en estos malolientes 18 años de asesinatos, cárcel a líderes políticos, terrorismo y la entrega del país a los hermanos Castro. Siempre se puede mejorar, en esto parece que no caben excepciones. Incluir tal educación en los programas  escolares y universitarios, continuarla toda la vida con lecturas, reflexiones, ejercicios, tal vez pequeñas asociaciones o grupos, como lo hacen los que quieren  ser buenos médicos, buenos arquitectos, buenos empresarios, buenos pianistas o buenos pintores. El punto de partida es comprender, qué pensar y actuar democráticamente es una habilidad, que como todas las otras, requiere conocimientos y práctica.



Esta responsabilidad no es únicamente de los gobiernos de turno, o de los partidos políticos. Somos nosotros organizados que podemos coadyuvar al objetivo de  lograr una sociedad participativa, activa, consiente que conoce  sus derechos y obligaciones pero demandante y responsable de nuestros actos.  Todo esto lo podremos lograr desde la familia, la escuela, el trabajo, etc.; participemos, propongamos ideas, colaboremos, si  logramos  acceder a nuestro entorno, la suma de nuestros esfuerzos  nos permitirá  alcanzar   el  desarrollo democrático integral en el que deseamos vivir por el resto de nuestros años y dejar a nuestros hijos y nietos un gran país de Futuro y con Futuro.
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